Nuestro breeder te lo cuenta así
Las probabilidades de obtener un buen producto final son directamente proporcionales a la calidad de la semilla. De manera que los controles de calidad en el proceso de obtención y selección de las semillas de marihuana resultan fundamentales. Por ello, voy a explicar a continuación cómo realizo, punto por punto, la obtención de tan preciado material, con el objetivo de que los cultivadores conozcáis mejor el proceso y comprobéis que el producto que estáis adquiriendo para realizar vuestra plantación es de calidad.
Reconozco que las exigencias del mercado incluso me sorprenden. Hoy día puedes encontrar en cualquier hogar gente muy profesional y cuidadosa con sus cultivos de marihuana. Personas que, aunque no están ligadas profesionalmente al sector, son capaces de realizar valoraciones muy buenas, fruto de años de experiencia en el cuidado de plantas, tanto de interior como de exterior.
Cuando inicio el proceso de recolección y selección de semillas pienso en este tipo de personas. Tengo la sensación de que si soy capaz de obtener una semilla que cumpla las expectativas de este tipo de cultivadores, entonces estaré haciendo un buen trabajo. Al cultivador con menos experiencia le estaré facilitando la opción de conseguir un producto final satisfactorio. Al que tiene años de experiencia le estaré regalando una base de trabajo sólida, que él podrá moldear a su gusto y cuidar de la manera que desee, en función de sus preferencias o de los objetivos que pretenda cubrir con su cultivo.
Recolección de las semillas
Dicho esto, vamos al lío. Lo primero que observo, y que desde mi punto de vista es fundamental, es el estado de maduración de la semilla. Esto es lo que busco cuando me preparo para recopilarlas: madurez. Para ello, siempre antes de cortar la planta, realizo un pequeño trabajo de campo, que consiste en observar detenidamente el fruto, especialmente su tamaño y color. Si veo que, efectivamente, hay madurez, paso a recolectar.
A partir de aquí abro un periodo de descanso para mí y para la planta: llega la hora de dejar secar. Tras un periodo máximo de dos semanas, y tras haber descansado bien, inicio un proceso que, para qué nos vamos a engañar, entraña cierta dureza. Todo sea por los exigentes cultivadores 😉
Llega el momento de mancharse las manos, con el objetivo de obtener una hierba desmenuzada junto a las semillas, que es lo que realmente queremos. Para conseguirlas, tenemos dos opciones. Bien el método manual, es decir, separar las semillas una a una de toda la parte de hierba que no deseamos. O bien, utilizar maquinaria sopladora que nos ayudará a separarlas de forma mecánica.
En realidad, estas máquinas son bastante útiles. Permiten, al margen de ahorrarnos importantes cantidades de tiempo, obtener un producto muy limpio y filtrado, ya que el proceso que vamos a explicar a continuación puede repetirse tantas veces como se desee. Consiste, básicamente, en colocar en una tolva todos los restos que hemos obtenido tras el machaque inicial de la planta (hierba y semillas). Con un extractor aportamos fuerza en forma de aire que se llevará la hierba, que pesa menos, y nos permitirá quedarnos con las semillas. También se llevará las semillas malas, cosa que me parece fenomenal, y la resina, cosa que no es tan buena. Es por eso que, si utilizo este proceso, utilizo algún receptor que me permita retener la resina que el aire también deja escapar con la hierba y las semillas de baja calidad. Como te comentaba, repito esta acción todas las veces que haga falta, hasta quedarme efectivamente con las mejores semillas de marihuana.
Ya tengo las semillas, por lo que procedo a acudir a un banco de semillas, donde etiqueto el lote, con el objetivo de que esté claramente identificado. A partir de este momento, mi trabajo consiste en detectar aquellas semillas que no estén del todo formadas o que no tengan el máximo punto de maduración, que es lo que buscamos.
En este caso, entra en el juego mi gran amiga lupa. Con una lupa de aumentos puedo ver exactamente si durante todo el proceso descrito se ha abierto alguna semilla o no tiene la calidad suficiente que debiera. Insisto en la necesidad de que contemos con semillas de marihuana de alto nivel, con el objetivo de aumentar y mejorar la consecución de una planta fácil de cultivar, que no de problemas y con un resultado de alta calidad. De ahí el intentar percibir anomalías en la semilla con una lupa, lo que me ayuda a identificar malformaciones o cuestiones que, a simple vista, pudieran pasar inadvertidas.
Ahora toca contar. ¿Habéis visto las máquinas de billetes que cuentan en segundos cantidades que probablemente nunca tendrás entre tus dedos? Pues bien a mano, o con una máquina similar a la de los billetes, contaremos las semillas que tenemos.
Seguramente os estaréis preguntando por qué os cuento que realizo a mano ciertas tareas, cuando ya existe maquinaria que me permitiría trabajar menos tiempo. Con lo que explicaré a continuación, muchos pensarán que estoy siendo demasiado exigente. Cuando pasas las semillas por este tipo de maquinarias, reciben leves y pequeños golpes que, de forma repetida, podrían causas pequeñas malformaciones en la semilla. No es por ser pesado, pero la exigencia en este tipo de productos es máxima. A pesar de todos los cuidados que estamos estableciendo, si después de comprar tu lote de semillas las dejas en una zona con temperatura demasiado elevadas estarás restando potencia a tu futura planta. Pequeños detalles que hacen que el resultado no sea óptimo, de ahí que tengamos que tener todos un cuidado máximo.
Los que son más expertos saben que el proceso de cultivado, a pesar de todos los avances (como la feminización, por ejemplo) de los últimos tiempos, es un trabajo que requiere mucho tiempo y cuidados especiales. Es prácticamente una liturgia en donde pequeños detalles marcan la diferencia entre un producto peor o mejor. De ahí que me veáis tan tiquismiquis con el tema de la maquinaria, etc.
Prueba de germinación
Estamos cerca de llegar al final con la prueba de fuego, también conocida como prueba de germinación. Personalmente, me gusta combinar varias de las que comentaré a continuación, para medir realmente la capacidad de la semilla en diversas circunstancias. Puedes probar a germinar en agua, para ver si la semilla abre correctamente. También en papel, o realizar la siembra directa para valorar que, efectivamente, las expectativas depositadas sobre una semilla se cumplirán.
Tenemos, incluso, probadores que se encargan de cultivar hasta el final. Aportando características reales de lo que el cliente encontrará tras plantar y cuidar la semilla. Y, todo ello, con la presión de saber que la capacidad de germinación se reduce con el paso del tiempo, razón por la que siempre es conveniente detallar la fecha de envasado. Otro símbolo de calidad y confianza que debes revisar a la hora de comprar una semilla, pues es otro de los factores que marcarán la mencionada diferencia entre una planta de marihuana de alta calidad y otra que no lo es.